La intervención del diputado Homero Acosta Álvarez durante el debate de la ley del Código de Trabajo en la última sesión ordinaria del Parlamento es uno de los mejores ejemplos de cómo operan hoy en Cuba los prejuicios machistas y hacia la diversidad sexual
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La Red de Jóvenes por la Salud y los Derechos Sexuales desarrolló por más de 21 días acciones en el país como apoyo a las campañas por la No violencia contra la mujer, el Día Mundial en Respuesta al VIH/sida y el aniversario de la Convención de los Derechos del niñ@ y l@s adolescentes, con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Agencia Española para la Cooperación Internacional y el Desarrollo, y la Real Embajada de Noruega en La Habana.
En su condición de diputada, Mariela Castro Espín, directora del CENESEX, propuso incluir en el proyecto de Código de Trabajo la no discriminación por identidad de género, seroestatus al VIH y discapacidad, junto con la sugerencia de utilizar en la norma un lenguaje no sexista, más una adición para prevenir la violencia laboral.
Demanda que el parlamento europeo exija a todos sus gobiernos que castigue a aquellos que pagan por los servicios. Resultó ser algo positivo porque los medios comenzaron a tratar el tema. Aunque en 1999 logramos la legislación, debemos tener en cuenta que en aquel entonces, el 47% de los miembros electos del parlamento sueco eran mujeres.
La diversidad de posiciones sobre fenómenos como la prostitución y el turismo sexual en la segunda década del siglo XXI quedó evidenciada en el 1er Simposio Internacional Violencia de Género, Prostitución, Turismo Sexual y Tráfico de Personas, realizado en La Habana del 28 al 30 de noviembre pasado.