La maternidad y la paternidad son asumidas a menudo como meras consecuencias del acto reproductivo. Sin embargo, detrás de esos papeles hay exigencias, retos y satisfacciones que ningún padre o madre debieran descuidar.
Es saber compartido que la supervivencia de ese nuevo ser que arriba a la vida depende de sus progenitores, y esa supervivencia no está solo determinada por la alimentación o los cuidados de salud indispensables que se les puedan proveer. Es por eso que se habla de la necesidad de promover y potenciar una maternidad y paternidad responsables.
Este concepto se refiere a la forma en que el varón y la mujer como resultado de una madurez mental y afectiva, cumplen sus obligaciones con sus hijos y con ellos mismos. Y esa actitud comienza incluso antes de la gestación, cuando la pareja decide conjuntamente, de manera consciente y bien informada sobre el número de hijos que deseen tener y el momento más apropiado, diseñando libremente su planificación familiar.
Luego del nacimiento, la responsabilidad se traduce en proporcionarles a sus hijos los bienes materiales y espirituales necesarios para su subsistencia, como la alimentación, la educación, el vestido, una vivienda, cuidados de su salud, amor, comprensión y comunicación.
Lo anterior pudiera resumirse en los actos de transmitir saberes culturales, educar y formar para vivir en sociedad, para así contribuir al desarrollo de la personalidad del individuo y la definición de su identidad.
Todo ello incluye la responsabilidad de apoyar los proyectos de vida familiar y particular y requiere una comunicación y una orientación para el desarrollo autónomo de los niños y las niñas. Deben propiciarse espacios y tiempos para expresar mutuamente los sentimientos, opiniones, emociones y afectos en el proceso de socialización.
Para ello, es necesario que el padre y la madre se reconozcan como tales y asuman la responsabilidad de ser maestros, compañía y apoyo de su hijo, pues para el desarrollo integral de su personalidad, los niños y las niñas necesitan saber, conocer y relacionarse con sus padres, sus familiares y reconocer el papel que juegan en sus vidas.
Hay que tener en cuenta que la Paternidad y la Maternidad representa una construcción sociocultural, y por este hecho su significado es muy diverso; dependen de la dinámica de la sociedad misma, pero sobre todas las cosas es un acto de amor en el que la entrega de afectos, conocimiento y seguridad es una inversión segura en el futuro de nuestros hijos y de la Humanidad porque ellos serán sus constructores.