Mariela Castro Espín señaló que creía “en los derechos del pueblo a participar en los debates sobre políticas públicos y en el proyecto que Cuba se encuentra desarrollando para lograr tener una nueva sociedad, con el objetivo principal de emancipar al ser humano”.
Le pregunté a la hija del presidente de Cuba, Raúl Castro, cómo fue crecer al lado de un padre tan famoso y rápidamente respondió que ser su hija “no era una posición pública”.
La profesora y miembro del parlamento cubano desde 2013, Mariela Castro Espín, dijo esto con una gran sonrisa y destacó que no siempre comparte las opiniones de su padre y que en la política él no determina la manera en que ella decide.
“Tengo responsabilidades y no deseo ser clasificada como la hija del presidente”, añadió. “Desde pequeña siempre he dicho lo que pienso. Soy parte de mi familia y ellos me han proporcionado ciertos valores sociales, los mismos de la sociedad cubana”.
Por ejemplo, su visión del socialismo es una donde los “humanos se organizan de acuerdo a la política de estado”.
“Creo en los derechos del pueblo a participar en los debates de políticas públicas y confío en el proyecto que Cuba se encuentra desarrollando para lograr tener una nueva sociedad, con el objetivo principal de emancipar al ser humano. No pienso en esto como un modelo socialista, sino como un intento por descubrir sociedades más justas como alternativa para el sistema capitalista. Nadie tiene el derecho de plantearle a Cuba que copie otros modelos”.
Le pregunté si era correcto que una familia se mantuviera en el poder durante décadas y Castro Espín calificó la pregunta como “propaganda” e insistió en que su país no tenía una “monarquía”.
“Más bien Cuba tiene un sistema democrático de participación, puntualizó. La invito a ir a las elecciones cubanas para que lo compruebe usted misma. Es la población quien elige y promueve a los candidatos. Son personas humildes que trabajan como políticos solamente por el mero interés de ayudar al pueblo cubano”.
En otros países quedan electos aquellos que tienen mayores fondos, pero Cuba se encuentra libre de ese problema, afirmó.
Castro Espín admitió que Cuba todavía tiene un camino por recorrer y con ese propósito ha trabajado en municipios y universidades para fortalecer la gobernación y mejorar la capacidad del pueblo de hacer más efectivos los cambios a nivel local.
Cuando se trata del enorme vecino del norte, Castro Espín dijo que hay muchos en su país a quienes les gustaría normalizar las relaciones con los Estados Unidos, pero la voluntad no existe por parte de las autoridades americanas.
Castro Espín fue a Canadá para participar en el World Pride 2014 en Toronto, por lo que el Embajador cubano Julio Antonio Garmendia Pena la invitó también a Ottawa.
“Quizás pueda cambiar algunas ideas entre los miembros del parlamento y de otros que están interesados en mi trabajo como Directora del CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual)”, centro que defiende los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero. “Pienso que tendré que regresar porque han mostrado gran interés”.
Puntualizó que los defensores de los derechos de la comunidad gay están avanzando. Su centro y otros grupos están luchando por el matrimonio igualitario y el derecho a la adopción de niñas y niños por parejas homosexuales, agregó.
“Al menos estamos conversando”, dijo y agregó que todavía existen algunos cubanos que se oponen a ambos.
Publicado en: The Ottawa Citizen el 8 de julio de 2014