PNUD invita a sumarse a campaña ÚNETE

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El Representante Residente Adjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Claudio Tomasi, enfatizó el compromiso de esa agencia con la Campaña ÚNETE del Secretario General, Ban Ki-moon, para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas e invitó a sumarse a su expresión en Cuba: “Yo digo No a la violencia contra las mujeres”.

“Continuaremos centrando nuestro accionar en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres no sólo como derechos humanos, sino como una de las vías para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y el desarrollo humano en forma sostenible”, aseguró Tomasi en la conferencia de apertura de la segunda jornada del 1er Simposio Internacional violencia de género, prostitución, turismo sexual y tráfico de personas.

Convocado por el Centro Nacional de Educación Central (CENESEX), el encuentro se desarrolló en La Habana, del 28 al 30 de noviembre, con el apoyo del PNUD, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) y el acompañamiento de la Campaña ÚNETE. 

“Seguiremos apoyando la prevención de la violencia de género y será cada día mayor nuestra colaboración”, enfatizó Tomasi tras reconocer los “múltiples e importantes logros cubanos en  igualdad de género” como “una buena base para la eliminación de la violencia de género”.

En este sentido, recordó la representación femenina en la Asamblea Nacional del Poder Popular y en cargos de dirección a todos los niveles; los avances sostenidos en la educación de las mujeres y su participación en la economía y en puestos de trabajos tradicionalmente considerados como “masculinos”; y el papel de la mujer rural que continúa creciendo, siendo cada día mayor su aporte a la seguridad alimentaria. 

“Somos testigos de los esfuerzos que se realizan para desmontar patrones tradicionales sobre lo masculino y lo femenino; fomentar el activismo de muchos varones cubanos (adolescentes, jóvenes y hombres adultos) que cada día comparten más las funciones familiares y son promotores de relaciones de mayor igualdad; prevenir la violencia de género y fomentar una mayor toma de conciencia en el enfrentamiento a normas patriarcales que refuerzan las desigualdades entre mujeres y hombres; desarrollar acciones multisectoriales que hacen frente al estigma y la discriminación y tienen en cuenta las dimensiones de género en la respuesta al VIH”, afirmó el Representante Residente Adjunto del PNUD.

Al mismo tiempo, recordó la intervención de apertura del evento, a cargo de la directora del CENESEX Mariela Castro Espín, sobre el hecho de que, como en todo proceso, en Cuba “continúan existiendo desafíos”. Frente a los retos, reiteró la disposición de Naciones Unidas a apoyar “respuestas integrales y efectivas para continuar la prevención y atención a la violencia de género”, así como “para estar alertas y prevenir cualquier manifestación negativa asociada a la Prostitución, el Turismo Sexual y el Tráfico de Personas.

En ese camino consideró clave “contribuir a consolidar la conciencia crítica” sobre estas problemáticas y a “la construcción de alternativas para el cambio de las estructuras que consolidan las desigualdades de género”. Para ello, explicó, la campaña ÚNETE en Cuba  acompaña las prioridades y esfuerzos nacionales en el fortalecimiento de las capacidades de sectores vinculados a la atención, la sensibilización de grupos de hombres y mujeres en ámbitos rurales y urbanos, además de acciones de incidencia en espacios culturales y comunitarios, con el apoyo de líderes no tradicionales.

Violencia de género vs desarrollo sostenible

Teniendo en cuenta que para Naciones Unidas, y en particular para PNUD, la realización de acciones y esfuerzos a favor del desarrollo humano sostenible son prioritarios, se le otorga “particular atención” a las mujeres, su empoderamiento y la plena igualdad de derechos y oportunidades con los hombres, así como a “la realización plena de los seres humanos sin distinción por sus orientaciones sexuales e identidades de género, reconociendo el respeto a la diversidad y los derechos humanos”, aseguró Tomasi. 

Por otra lado, recordó que, de acuerdo con el Comité de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), la discriminación y la violencia contra las mujeres son dos caras de la misma moneda: la violencia hacia ellas es la forma más extrema de discriminación. “Especialistas de la CEPAL han afirmado que solo conocemos de esta problemática la punta de un iceberg, que se oculta tras el silencio o ausencia estadística, la tolerancia social y la impunidad”, añadió.

 Porotro lado, el análisis de la violencia de género “también incluye la violencia ejercida contra hombres, en particular hacia hombres homosexuales, hacia los niños víctimas de abuso o el abuso infantil y hacia personas o grupos de personas bisexuales y transgeneros que son objetos de ataques homofóbicos, al igual que en el caso de las mujeres lesbianas”. En todos los casos, añadió el funcionario del PNUD, la violencia de género impide el goce de derechos y libertades de todas las personas en condiciones de igualdad, y esto afecta notablemente el desarrollo humano sostenible.

Además de la cantidad de vidas que se pierden a consecuencia de la violencia que sustenta el poder masculino en la sociedad patriarcal, Tomasi mencionó otras consecuencias como los severos problemas de salud; la disminución de las posibilidades de educación y la formación de capital humano, limitando la plena realización personal; la afectación a la participación social y la restricción al crecimiento económico reduciendo las capacidades para obtener ingresos independientes. A esto podría sumarse, además, el vínculo de la violencia de género con el VIH/sida y todas las formas de explotación sexual. 

Teniendo en cuenta lo que Tomasi llamó el “vínculo perverso entre violencia de género  y desarrollo humano”, el nuevo Plan Estratégico del PNUD prioriza la aceleración de los esfuerzos para lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer.

“Estamos convencidos de que no se podrá lograr el desarrollo humano sostenible pleno a menos que se ponga fin a la violencia por razón de género, y las mujeres y las niñas puedan contribuir en términos de igualdad con los hombres y los niños al desarrollo de las familias, las comunidades y las naciones”, afirmó. 

En temas como la violencia de género, agregó, “no basta solo con tener leyes, sino que es necesario apoyar su implementación efectiva”.

Respuestas desde los instrumentos internacionales 

Más allá del debate académico, varios instrumentos internacionales han colocado la atención en el enfrentamiento a la prostitución, el turismo sexual y el tráfico de personas. Además de la CEDAW, el conferencista del PNUD recordó el Convenio de las Naciones Unidas para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena; la Declaración y Agenda para la Acción aprobada por el Congreso Mundial contra la Explotación Sexual Infantil con Fines Comerciales en Estocolmo de 1996; y el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas sobre la Delincuencia Organizada Transnacional del año 2000.

Un reciente estudio de la OIT, citado por Tomasi, muestra un panorama diverso: algunas personas entran al mercado de la  prostitución por decisión propia o por reafirmar su libertad sexual; otras lo hacen como  consecuencia de presiones económicas o por falta de alternativas mientras que otras son obligadas a hacerlo mediante el engaño, la violencia o el chantaje de una deuda. “Independientemente de cómo las mujeres y las niñas entran en el mundo de la prostitución, la cuestión es que es muy difícil salir de él.  Los proxenetas y los dueños de este negocio utilizan la violencia, las amenazas y la adicción a las drogas y al alcohol para controlar a la mujer”, afirmó. 

Y de nuevo, como sucede en el ámbito de la violencia de género, el fenómeno revela asuntos inherentes al desarrollo humano: el escaso conocimiento del tema, lo que genera poca sensibilización y actitudes discriminatorias; la tolerancia social; el reflejo en los medios de comunicación de la imagen de la mujer como objeto sexual y la reproducción de patrones de dominación masculina; las desigualdades legales; la falta de alternativas de oportunidades de inserción laboral y social; la necesidad económica; el insuficiente control y denuncia; y los problemas en la educación entre otros.

“Estos factores en sí mimos, son un llamado a la acción para incidir en las causas que generan violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones”, alertó el Representante Residente Adjunto del PNUD.

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