• Resultado de la investigación de un equipo del CENESEX sobre la denuncia de un acto de violencia contra personas homosexuales
Luego de viajar por el ciberespacio, llegó al buzón electrónico del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) la noticia sobre un incidente en la madrugada del 3 de octubre en la ciudad matancera de Cárdenas, al este de La Habana.
El bloguero Alberto Abreu, en su bitácora Afromodernidades —espacio donde realiza un “doble activismo” en contra de la discriminación racial y la homofobia—, publicó el post Cocheros homofóbicos agreden a grupos gays en Cárdenas.
A partir de esta información, un equipo del CENESEX —encabezado por el coordinador del servicio de asesoría jurídica del Centro, Manuel Vázquez Seijido—, se trasladó a Cárdenas para investigar los hechos.
DE BUENAS INTENCIONES…
La obra de Proust, Guillén, la Loynaz, Garrandés, Cervantes, y otros tantos volúmenes de ficción y ensayo acompañaron el diálogo con Abreu, quien nos recibió dispuesto a constatar “cada coma” de su texto.
El post narra que esa madrugada “varios hombres en un coche se presentaron en el Rápido ubicado en la esquina de Ruíz y Coronel Verdugo, frente a la Plaza Malacof, justo al doblar de mi casa, donde acostumbran a reunirse muchos de ellos [personas homosexuales] y comenzaron a agredirlos verbal y físicamente, recibiendo uno de ellos, en la espalda, varios planazos machete. Contrariamente a lo que se esperaba ellos respondieron con la misma intensidad la agresión y se defendieron con botellas, palos y lo que encontraron a su alrededor. Y posteriormente fueron a la policía a denunciar el hecho”.
Así describió el blog los sucesos, pero como vista hace fe… insistimos en recorrer el área del incidente.
La esquina de Ruíz y Coronel Verdugo es, en apariencia, una zona de tránsito y comercio para las y los cardenenses; pero la realidad diurna es un tanto diferente a la atmósfera que adquiere un sitio en la madrugada, de ahí que en la noche el área sea escenario de repetidas manifestaciones de agresión entre las y los homosexuales que allí se congregan y los cocheros que a esa hora aún pueblan la calle; entre otras personas, de paso o que consumen en el establecimiento, también son habituales actos violentos.
“Este es un Rápido muy concurrido —dijo Abreu refiriéndose al establecimiento—; ellos han logrado mucha visibilidad”.
Una de las trabajadoras de la cafetería, Yamilé Pérez —quien lleva cinco años laborando en ese sitio—; nos corroboró que el espacio se ha convertido en emplazamiento de personas LGBT, quienes acuden cada noche para socializar, pues la carencia de un sitio en la ciudad destinado a este tipo de público ha devenido reclamo de la comunidad. La trabajadora reconoció que, si bien el ambiente en las madrugadas es marginal y abundan las peleas, la relación de las dependientas del Rápido con las personas homosexuales que lo frecuentan es cordial.
El otro espacio al que acuden gays en Cárdenas es la casa del poeta y dramaturgo Virgilio Piñera, sitio que según Alberto Abreu “es el más convencional de los lugares y al que asisten personas de otra generación”.
Sin embargo, la trascendencia de la noticia no alegró a los implicados. Cuenta el escritor, que la víspera de nuestra visita a Cárdenas, conversó con uno de los protagonistas de los sucesos sobre la investigación que realizaría el CENESEX, a lo que el muchacho respondió con evasivas alegando que era mejor no complicar más las cosas. “Una de estas personas me dijo que yo había sido muy atrevido, porque en ningún momento ellos me habían pedido que le escribiera”, argumentó.
“No solo lo hice por ellos, sino también por mí —confesó Abreu—; yo pasé por eso y es como si te hubieran violado, es una sensación que no se te quita; esos muchachos fueron muy valientes al defender su espacio”.
Tal vez una de las sorpresas que se llevaron los cocheros fue la reacción violenta de los jóvenes, “imagen que erosiona todos los estereotipos, por ese supuesto temor que aparentan tener los homosexuales ante las agresiones”, reflexionó el intelectual, a quien la implicación en el problema le ha traído más disgustos que satisfacciones.
CUENTAN LOS PROTAGONISTAS
– Ustedes tienen que irse de aquí.
-¿Por qué, lo que nosotros tenemos se pega?
-Para que no se crean, porque nosotros somos hombres.
Este fue el diálogo que dio inicio a la “pelea de la discordia”; según relataron al grupo del CENESEX dos de los protagonistas del altercado: Yasmany y Yosmany, hermanos jimaguas de 25 años.
“Teníamos nuestros traguitos, pero estábamos claros. Llegamos al Rápido de Ruiz y Calzada y empezamos a pisarnos los pies entre nosotros. Entonces Marlon se cayó al piso, se levantó y se dio un golpe en el pie. Nos abrazamos y no jugamos más.”
Justo al concluir este episodio aparecieron los cocheros. Uno de ellos —relataron los jimaguas y corroboró Abreu— cogió un cuje y los amenazó.
“Él tiró un cujaso y nosotros salimos corriendo para defendernos —continuó narrando Yasmany—. Entonces cogí las botellas.” El muchacho confesó que guardarlas había sido una práctica de precaución, debido a la cantidad de peleas que ocurren en la esquina de Ruiz y Calzada. “Cogí también pedazos de asfalto, de esos que quedan cuando se rompe una calle, y los tiré…”, agregó.
-El primero en agarrar la botella fui yo —aclaró rápidamente el otro hermano, que hasta ese momento permanecía en silencio.
“Después ellos agarraron unos machetes del pescante del coche y salimos corriendo por Campo y Coronel Verdugo —continuó el más elocuente de los jimaguas—. Por allí había una tendedera, entonces cogí el palo, lo partí y salí detrás de ellos… a uno le di un palazo… Nos amenazaron diciendo que iban a buscar una pistola y fuimos para la Unidad a contar lo que había ocurrido y advertir que solo les habíamos tirado botellas, piedras y el palazo…”
El Mayor Roberto Álvarez Cruz, de la Policía Nacional Revolucionaria de Cárdenas, declaró que ellos llegaron a la Unidad “planteando que habían tenido un altercado con cuatro cocheros y venían a contar lo ocurrido por si pasaba algo después, pero que no habían sido agredidos físicamente”. El oficial —con un reporte detallado de los acontecimientos— mencionó que los muchachos identificaron a uno de los cocheros, conocido como “El pinto”, que fue trasladado a la estación para declarar al respecto. Según el informe de la Unidad, ambos grupos: cocheros y gays, se encontraban en igual estado de embriaguez.
El reporte del incidente, aun con la investigación realizada por los oficiales, no trascendió porque no fue presentada una denuncia.
“¿Por qué voy a denunciar si no me hicieron nada? Yo lo haría si me dan un golpe”, expresó Yasmany, y subrayó que “la policía de Cárdenas no nos maltrató, al contrario, nos atendieron, nos hicieron el acta y nos dijeron que si pasaba cualquier cosa, que regresáramos”.
Uno de los representantes de la Policía explicó que en esa Unidad no se han recibido denuncias de ese tipo de actos de homofobia; y que tal vez las víctimas no quieran iniciar el proceso porque después ellos mismos llegan a un acuerdo.
UN EJERCICIO DE CIUDADANÍA
El coordinador del servicio de asesoría jurídica del CENESEX, Manuel Vázquez Seijido, luego del proceso de investigación, confirmó la denuncia del bloguero acerca del acto, evidentemente, discriminatorio hacia personas homosexuales, a la vez que reconoció que “también hubo agresión de estos hacia los cocheros, en respuesta a la ofensa recibida, lo cual generó un estado de rivalidad mutua”, aclaró.
“Estas personas, quizás por elementos culturales o idiosincráticos, no sintieron la necesidad de denunciar el evento, aun cuando fue lesivo hacia sus derechos. Tomaron la decisión de ir a la autoridad competente, en este caso la Policía de Cárdenas, e informar lo ocurrido, pero no con la intención de denunciarlo. No obstante la Policía procedió al trasladar a uno de los cocheros para mediar en el asunto.
“No existió maltrato en ese momento por parte de los funcionarios actuantes —señaló Vázquez Seijido—, aunque los involucrados refirieron que en otras ocasiones no han sido atendidos de igual manera.
Una de las vías para evitar agresiones de este tipo es, según Vázquez Seijido, “elevar la cultura jurídica de las personas, sobre todo en el reconocimiento de sus derechos y la identificación de lesiones a estos. En el caso de Cárdenas, por ejemplo, los cocheros amenazaron a los homosexuales y estos no lo identificaron como una cuestión importante y relevante, para ellos fue intrascendente”, apuntó.
“Denunciar estos eventos es importantísimo: primero porque ejercemos nuestro derecho como ciudadanos; y segundo porque damos la posibilidad de que las autoridades competentes puedan adoptar medidas, tanto para la prevención como para el tratamiento”, reflexionó el jurista.
“La postura del CENESEX siempre ha sido ocuparnos de estas situaciones, y nutrirnos de toda la información para desarrollar una estrategia adecuada”, puntualizó, y agregó que “como respuesta a una exigencia del recién concluido Primer Taller Nacional de Redes Sociales Comunitarias se sistematizará el monitoreo a eventos de este tipo”.
En cuanto a la posición de los activistas, de visibilizar, en un blog u otro espacio, actos de esta índole, el jurista declaró que “es una vía válida, pero no se debe magnificar lo ocurrido, pues pueden generar estados de opinión completamente equivocados. Cuando se narran los hechos acorde a la realidad, entonces sí nos ayudan”.
La visión de los hechos desde el periodismo ciudadano. Paquito el de Cuba opina en: Lo que aprendí de la bronca entre cocheros y homosexuales en Cárdenas