Por Raúl Pierri (IPS)
La región de América Latina y el Caribe no puede aspirar a verdaderas políticas de salud progresistas y de avanzada en tanto continúe ilegalizado el derecho de las mujeres a decidir la interrupción de su embarazo, cuestionó la cubana Mariela Castro.
“Que muchas mujeres de la región todavía se vean obligadas a optar entre la cárcel o la muerte me parece vergonzoso”, añadió.
Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex), sostuvo en entrevista con IPS que se lleva a cabo una “cacería de brujas” contra las mujeres latinoamericanas y caribeñas en países con gobiernos “autodenominados” democráticos.
Esta sexóloga, hija del presidente cubano Raúl Castro, integra el Grupo de Trabajo de Alto Nivel para la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo. Y se encuentra en Montevideo para participar de la I Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe, que se desarrolla desde el lunes 12 hasta este jueves 15.
Como directora del Cenesex, Castro ha liderado en su país campañas contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y por los derechos de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT).
Gracias a un proyecto que ella presentó, Cuba fue el primer país donde las personas transgénero pudieron acceder a cirugías legales y gratuitas de reasignación de sexo.
IPS: ¿Cuáles son los principales avances de Cuba en salud sexual y reproductiva y educación sexual?
MARIELA CASTRO: Hay un trabajo muy importante iniciado por la Federación de Mujeres Cubanas en los años 60. Ya en 1965 se estableció el aborto como un servicio del sistema nacional de salud pública, gratuito, realizado por manos expertas, en instituciones del sistema de salud y bajo el consentimiento de la mujer.
El aborto existía en Cuba desde antes de la Revolución (1959), pero era un servicio muy caro en clínicas privadas. Era una de las causas que provocaba la mortalidad de las mujeres porque se realizaba en condiciones de alto riesgo, clandestinas.
El Estado cubano decidió entonces establecerlo como un servicio del sistema de salud pública. No existe una ley sobre el aborto. Se estableció por una resolución del Ministerio de Salud.
En 1964 se creó el Programa Nacional de Planificación Familiar y en 1972 comenzó a prepararse el Programa Nacional de Educación Sexual.
En 1975, cuando se hace el primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, queda establecida la educación sexual como política de Estado, dándole la prioridad de la responsabilidad a la familia y a la escuela.
Entre 1988 y 1989, se constituyó el Centro Nacional de Educación Sexual del Ministerio de Salud Pública.
IPS: ¿Cuál es hoy la situación en Cuba en materia de respeto a la diversidad sexual?
MC: Cuba, como todos los demás países en el mundo, reprodujo los esquemas homófobos que las culturas y las ciencias ayudaron a imponer también.
Las ciencias médicas impusieron que la homosexualidad era una enfermedad y que se debían hacer terapias para convertir a esas personas en heterosexuales.
No fue sino hasta el 17 de mayo de 1990 que la Organización Mundial de la Salud ‘despatologizó’ a la homosexualidad. Mi país fue homófobo como todos, pero se exagera todo lo que se dice sobre Cuba en este sentido.
Todo el escenario de desarrollar un proyecto basado en los principios de justicia y equidad social y solidaridad entre los seres humanos creó las bases para que, desde el mismo proyecto revolucionario, siguiéramos profundizando en las luchas contra las discriminaciones.
En enero de 2012, cuando se hizo la conferencia del Partido Comunista, se incluyó por primera vez el objetivo de luchar contra todas las formas de discriminación, incluyendo la orientación sexual e identidad de género.
IPS: ¿Qué puede aportar Cuba al resto de América Latina y el Caribe?
MC: El Cenesex convocó el año pasado una reunión de expertas y expertos latinoamericanos y caribeños en educación integral de la sexualidad con el fin de compartir experiencias y establecer alianzas para que estos temas avancen en la región, y aprobamos una declaración.
También queremos intercambiar materiales e información. Estamos muy al tanto de las nuevas legislaciones en la región para nosotros también tomar elementos que nos puedan ser útiles.
IPS: En América Latina se han dado pasos importantes hacia el matrimonio igualitario. ¿Cuál es la situación en Cuba?
MC: Yo me siento muy orgullosa como latinoamericana que Argentina, Uruguay y el Distrito Federal de México ya hayan logrado una legislación que ampare estos derechos. Me parece fascinante. Lo que promuevo constantemente es que esto ocurra en otros países, y también en Cuba.
Lo que sucede es que en Cuba el matrimonio no es considerado algo muy importante, ya que la mayoría de las parejas viven en relaciones de convivencia que gozan de los mismos derechos que en un matrimonio.
Por tanto, el movimiento LGBT no hace énfasis en eso, le interesa más que se defiendan sus derechos patrimoniales. No obstante, si vamos a hablar de derechos, tenemos que hablar de las mismas oportunidades, incluyendo el matrimonio.
IPS: ¿Cuál debe ser el papel de los medios de comunicación en la educación sexual?
MC: Yo promuevo una estrategia de educación permanente acompañada de una comunicación permanente. Capacitamos a periodistas, comunicadores y artistas todo el tiempo.
Un ejemplo del problema de que los medios no estén preparados para abordar un tema fue lo que ocurrió en 1988. Ese año se hizo la primera operación gratuita de reasignación sexual en Cuba.
Los médicos que hicieron la experiencia la presentaron en un congreso. Un periodista que estaba allí lo publicó en su periódico y se generó un debate. Muchas personas mandaron cartas al gobierno diciendo que era una barbaridad.
El Ministerio de Salud, que entonces no tenía las herramientas suficientes para defenderse, decidió suspender las operaciones. Debimos esperar 20 años.
Hoy somos el único país que tiene una estrategia de atención integral a las personas transexuales, con un servicio gratuito especializado de salud para hacerle las transformaciones que necesiten en su cuerpo para adecuarlas a su identidad de género.
Además, hay una estrategia general de modificación de las políticas, la conciencia y las leyes para que se respeten a las personas transexuales.
IPS ¿Cuáles son sus expectativas para esta conferencia en Montevideo?
MC: Es muy importante para nuestra región que logremos al menos una declaración en la que se pronuncien por el respeto, protección y cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos.
Queremos que esta conferencia se pronuncie por el acceso a información, educación y servicios de calidad, para que todos los jóvenes tengan acceso universal a la educación sexual impartida dentro y fuera de la escuela.
No podemos aceptar migajas en materia de derechos. No podemos esperar nada avanzado ni progresista de nuestra región si en temas como estos no logramos establecer acuerdos.
IPS: ¿Y en cuanto al aborto?
MC: A mí se me ponen los pelos de punta cuando veo que en nuestro continente solo Cuba, Guyana y ahora Uruguay tienen leyes que respetan el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo en situaciones de salud reproductiva, como lo es la interrupción voluntaria del embarazo.
A mí me suena a cacería de brujas. Que muchas mujeres de la región todavía se vean obligadas a decidir entre la cárcel o la muerte me parece vergonzoso, así como que países que se autodenominan democráticos hablen de democracia sin haber avanzado en temas como estos.